miércoles, 7 de agosto de 2013

Ya tengo mi obra escrita y revisada, pero ¿ahora qué?

Perfecto, ya has terminado la parte fácil (por llamarlo de alguna manera) ahora comienza el verdadero trabajo. No me queda otra que decirte que, antes de nada, tus primeras armas van a ser la paciencia y la perseverancia.
¿Cuáles son las vías para publicar una novela? No existe sólo una. No sólo las editoriales tienen la llave para ver tu obra convertida en un libro de verdad. Aquí cada cual tiene sus preferencias. Todas las vías tienen sus ventajas e inconvenientes y yo quiero daros la información necesaria para que escojáis la que más se adapte a vuestra necesidad.
Editoriales y Agentes: apostando por lo tradicional
Lo más probable es que cuando uno piensa en publicar un libro, lo primero que le viene a la cabeza es que en el lomo lleve impreso el sello de una editorial.
Como os decía, suele ser éste el primer método de elección, dejando, lamentablemente, la autoedición para cuando la paciencia o los recursos se agotan, en lugar de considerarla como el modo más apropiado de difusión para determinados manuscritos, que es lo que debería ser.
Como todo, la publicación a través de una editorial tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Entre las primeras hay muchas, como el prestigio que aporta hoy en día tener el respaldo de una editorial de las tradicionales. También, y tal vez esto es lo más importante, hay que tener en cuenta que la editorial asume el riesgo, hace el aporte económico, la inversión, la apuesta por la idea y el autor y tendrá interés en amortizar esa apuesta. Por ello el escritor no se verá solo ante el peligro. Contará con el apoyo de su editor para que la obra funcione y se venda. Y os digo, por experiencia propia, que contar con un buen editor que te apoye y te ilumine el camino, sobre todo cuando uno está “pez” en estas lides, es algo que no tiene valor calculable.
¿Qué es lo que se pierde? Como decía en la entrevista que me hicieron en Diario Fénix a propósito del lanzamiento de La Escondida, se pierde dinero, básicamente. Los beneficios para el autor se ven mermados, sujetos al contrato de edición, al porcentaje que se nos pagará en concepto de derechos de autor por nuestra obra, que normalmente no es demasiado alto.
El principal problema que esta vía nos presenta es la enorme dificultad que supone acceder a una de estas editoriales. Hay que trazarse un plan de trabajo (que os explicaré más adelante) para maximizar las posibilidades de éxito)
La figura del agente se está haciendo cada vez más indispensable. Se puede considerar al agente literario como un primer filtro de acceso a la editorial. No deja de ser un intermediario que también se lleva su parte del beneficio, pero facilita enormemente el llegar a nuestra meta final: El editor.
El agente selecciona las obras que le llegan en base a su potencial, las filtra y decide a qué editoriales las presenta en función de su contenido. Hoy en día, la mayor parte de las editoriales están cerradas a la presentación de manuscritos que no les lleguen avalados por un agente literario.

Autoedición: otra forma de hacer las cosas.
Consiste básicamente en asumir todo lo que conlleva la publicación de un libro.
No es un método nuevo, pero ha conocido una segunda juventud gracias a la impresión digital.
El autor encarga una serie de ejemplares a una imprenta, habiendo elegido previamente el formato, calidad, número de ejemplares que se van a imprimir. Dependiendo de todos estos factores el coste por copia será uno u otro.
Como escritor deberás revisar tu obra a fondo. Ellos no van a corregirla, a editarla. Tienes que darles toda esa parte del trabajo ya hecha. Incluido el diseño de portada.
Antes de encargar una tirada de muchos ejemplares pide que te den una copia de muestra. Ello te permitirá ver físicamente cómo quedará el libro y detectar los posibles errores.
Después te tocará colocarlo en librerías, promocionarlo a través de las redes sociales…
Es una opción adecuada para libros técnicos, manuales o similares.
Impresión bajo demanda: la alternativa más novedosa.
Desde hace varios años han proliferado las empresas de impresión bajo demanda. Lulú, Bubok… son tal vez las más conocidas, pero hay un montón. Sólo hace falta darse un paseo por las entradas que te brinda tu buscador al respecto.
¿Cómo funciona este invento? La clave es precisamente esa forma de trabajo: la impresión bajo demanda.
Ellos te ofrecen la posibilidad de publicar tu novela sin que a ti te cueste un euro. Pero es cierto que todo el trabajo te va a corresponder a ti.
Tú serás quien elija el formato, la calidad de impresión, diseñarás tu portada, adecuarás el contenido a las páginas según ese formato y deberás controlar que todo queda en su sitio. Esto supone un enorme trabajo añadido al finalizar tu obra, pero eres tú quien decide si merece la pena.
El principal problema que yo encuentro en este tipo de edición es que el coste por copia sube muchísimo y hace que tu obra se encarezca hasta el punto de que si quieres obtener un mínimo de beneficio el precio para el consumidor final va a ser alto en comparación con los libros del mercado tradicional.
Por otro lado, estas empresas no revisan los contenidos, por lo que aún mucha gente piensa que allí se publica todo, sea bueno o malo y que mayoría son obras que no han alcanzado la calidad suficiente para ser publicadas de la manera tradicional. Esto no es real. Entre las obras autoeditadas hay verdaderas maravillas, pero no es fácil quitarse de encima el “San Benito” de escritor de segunda que te puede acompañar después durante el resto de tu carrera. Además, una vez la publiques te quedará vedada la posibilidad de presentar tu obra a concursos literarios que exigen que las obras presentadas sean inéditas. Algo que debes tener muy en cuenta si te lanzas a esta aventura.
Generalmente estas páginas cuentan con planes “de pago” que equiparan (sólo en determinados puntos) la edición por este medio a la tradicional. Corrección, promoción, notas de prensa… pero hay que invertir en ello y ser realista en cuanto a la inversión que estamos dispuestos a hacer.
La difusión de la obra será menor. Muchas veces se limita a tu círculo de amigos y cuenta, desde ya, que más del cincuenta por ciento nunca va a comprar tu novela. No porque no quieran, suele ser más bien por pereza o por no encontrar el momento. Las buenas intenciones están, pero el día a día nos come a todos y al final siempre se depende de una buena distribución, de que el libro siempre esté “a mano” del comprador.
Como ventaja tiene que los beneficios son mayores al eliminar el intermediario. Si eres una persona con contactos y estás dispuesto a dedicarte en cuerpo y alma a conseguir llevar tu obra a todos los rincones del planeta para poder colocarla en cuatro o cinco, entonces es una magnífica opción.
También lo es para aquellos que sólo desean imprimir unos cuantos ejemplares para la familia, como recuerdo o para regalar a alguien especial.
Para alcanzar una alta difusión de tu obra vas a tener que invertir los mismos esfuerzos, si no más, en promocionarla que lo que te costaría buscar una editorial tradicional.
Ésta no es, en principio, mi elección. Yo escribo novela, ficción y el canal más adecuado para mis propósitos es la edición tradicional.
De entre todas las opciones, busca aquella que te ofrezca el formato que estás buscando. No todas ofrecen las mismas posibilidades en cuanto a tamaños, papeles, colores, tapas blandas o duras, con sobrecubierta…

¿Qué hay de la Coedición?
Hay empresas editoriales que publican compartiendo los gastos que supone la edición con el autor. Esto puede beneficiar al escritor que cuenta en este caso con el nombre de la editorial y su prestigio a la hora de buscar formas de distribución.
Puede ser una buena opción, igual que en los casos anteriores, para publicar libros especializados en los que el autor cuente con una salida para ellos aunque sea reducida, como alumnos de una facultad, o miembros de una ONG o asociación.

Resumiendo:
Dependiendo del tipo de libro que quieras editar, te pueden interesar las empresas de autoedición o coedición, pero, en mi opinión, si lo que tú quieres es publicar una novela, lo mejor es optar primero por la manera tradicional.



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